miércoles, 10 de diciembre de 2008

As de oros

Un gran avión aparece entre las nubes alzándose con fuerza hacia el cielo. Era totalmente blanco a excepción de una gruesa linea azul estampada. Mientras aquel aparato vuela majestuosamente, algo pequeño y plateado se mueve a su alrededor. La imagen se amplía mostrando con detalle que era aquella figura metalizada. Era una cámara de video que grababa los detalles del vuelo de aquel aeroplano.

Alu se encontraba de pie en lo que parecía el vagón-cafetería de un tren ordinario. Observaba el televisor ensimismada por el nuevo invento que habían creado. Una cámara que perseguía un avión sin necesidad de estar sujeto a nada. Aquel invento le recordó mucho el rostro de Wall-E. De repente, escucha un ruido extraño sobre ella. Cuando mira hacia arriba ve una especie de compuerta propia de los submarinos. Cuando la abre, de ella cae un perro caniche blanco que aterriza cuidadosamente sobre los brazos de Alu. Después de darle algún mimo, la joven la entrega a una mujer que estaba cerca y que reclamaba a su perro.

El espacio cambia. Ya no se encuentra en ese tren , si no en una calle no muy ancha pero muy abarrotada de gente atareada. Era mediodía y la luz del sol caía sobre el cuerpo de Alu, a la cual le encanta esa sensación térmica. Tras caminar pocos segundos, llega a un portal blanco y sin necesidad de llamar al timbre atraviesa el umbral y sube por unas escaleras muy empinadas. Cuando acaba de subir por las escaleras, entra en una pequeña cocina dónde hay en ella 3 personas que no había visto anteriormente, pero no sentía inseguridad, era como si ya tuviera confianza con ellas.

Se apoya en una pared y comienza a escuchar una conversación en la que intenta no involucrarse, ya que no le interesa entrometerse. Uno de ellos, parece ser muy famoso. No para de hablar sobre su actuación en el videoclip que íban a grabar. Alu, mientras tanto, juguetea con algo en su bolsillo. Le da vueltas continuamente y lo más curioso es que a pesar de ser una cuchilla no se corta los dedos.

La escena cambia, Alu se encuentra con su tia Soi en el porche de su casita. Está atardeciendo y empieza a hacer un poco de frío.

- ¿A Ben le gusta cultivar?
- Bueno según lo que sea, ¿Porqué?
- Quería regalarle un Goji
- Uff... creo que eso no le gustará. ¿Cuánto te debo? - dice mientras saca el monedero y rebusca algo de dinero
- Nada, es un regalo

Alu se ve a si misma sentada en una gran mesa. Cuando se asoma a su derecha, puede ver que las personas que están sentadas en esa dirección se ven muy pequeñas, como si estuvieran muy lejos. Entonces, la madre de Alu le llama la atención, parece que ha ganado esa ronda de cartas. Una vez que las recoge, deja caer la última que le quedaba en la mano. Un As de Oros. Al hacerlo, todos los presentes dejan escapar un gesto enfadado, como si no se pudieran creer la suerte de la joven Alu.

Mientras ella recoge sus ganancias que se encuentran amontonadas casi delante de ellas, todos los miembros de su familia, que se encontraban sentadas en aquella inmensa mesa; discuten las últimas jugadas como si hubieran podido cambiar la resolución de aquella ronda.

Alu, los ignora, ya que descubre que ante ella hay un desmesurado plato lleno de arroz del pimiento relleno.

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