jueves, 12 de febrero de 2009

Misión de asesinato

Alu se encontraba en una sala repleta de científicos debata blanca. La sala era muy oscura, apenas la iluminaba con la luz de los ordenadores y dos pequeños flexos. El que parecía ser el líder de aquel grupo llamó a la joven para que se acercara a una extraña máquina. Aquel aparato tenía una gran pantalla oscura y en ella había dibujada un contorno humano que giraba sobre sí mismo.

- Quiero enseñarte lo que hemos descubierto. Pon la mano aquí - El hombre señaló una placa metalizada.

La joven colocó la mano en la placa y sintió como un pequeño pinchazo que le hizo apartar la mano. Él tras haber captado la información que necesitaba, tecleó unos datos en el ordenador. Una vez que acabó, volvió a mirar a Alu con seriedad mientras se volvía a colocar las gafas.

- Éste es el descubrimiento de un programa informático que han creado. Esto es lo que es capaz de hacer...

Una especie de onda comenzó a recorrer el cuerpo de Alu. Por momentos se hacía cada vez más intenso. Notó como le golpeaba su cabeza una y otra vez. Tal era el dolor que le costaba muchísimo moverse pero consiguió llevarse las manos a las sienes. Entonces, el hombre dio la orden al ordenador para que se detuviera y por lo tanto el dolor cesó.

- Cada persona emite una frecuencia de ondas distinta. Por lo que, si se registra ésta frecuencia se puede controlar su potencia tanto como para aumentarla o reducirla. Con ésto, se podría asesinar a cualquier persona sin dejar rastro alguno. - hizo una breve pausa para comprobar si había prestado atención a sus palabras - Es por eso que se te ha contratado. Debes asesinar al inventor de éste aparato.

Acto seguido, Alu se encuentra en otro lugar. Es una zona rural, el sol se había ocultado hace ya unas horas; y una fuerte lluvia cae en la región. Cuando está dispuesta entrar en una posada, se percata de que una sombra se ha introducido en el bosque que se encuentra a un lateral de la posada. Con agilidad y sigilo, persigue a aquella sombra hasta adentrarse algunos metros en la espesura.

Bajo aquella arboleda, no llueve. Son tantas sus ramas y follaje, que ni una gota consigue llegar al suelo cubierto de pinocha. Alu levanta la mirada y encuentra, sentado sobre un muro, a un viejo conocido. Con cabellos largos, como el primer día que le conoció, su cuerpo delgado y fibrado, sin duda alguna para ella era Riku. Ella se acercó y se sentó a su lado.

- ¿Qué haces aquí?
- Estoy de misión, tengo que acabar con un asesino

Aquello sorprendió a Alu no esperaba que él también fuera un mercenario. Pero eso no era lo único que le pareció gracioso. Ellos, se habían conocido hacía mucho tiempo; habían compartido varias aventuras y se podría decir que se se habían convertido en buenos amigos. Y ahora, tiempo después sin verse, Riku debía acabar con la vida de Alu.

El joven parecía estar intentando liar lo que parecía una especie de porro pero sin tabaco ni nada por el estilo, sólo el papel. Alu, con toda seguridad y confianza, lo cogió y le ayudó a enrollarlo.

martes, 3 de febrero de 2009

Presencia

Alu lleva mucho rato dando vueltas en la cama, no consigue conciliar el sueño. Se pregunta cuántas veces habrá cerrado los ojos y los habría vuelto a abrir. El tiempo parece estar estancado en un segundo eterno.

La joven vuelve a cerrar los ojos esperando que aquella vez consiga dormirse, pero entonces una sensación ya conocía por ella se distribuye por todo su cuerpo. Siente que su cuerpo está dormido, experimentaba un hormigueo que le recorre de arriba a abajo. No era la primera vez, el problema es que no entendía porqué había vuelto... aquella pesadilla.

"Era cuando estaba en Castellón estudiando en la universidad de Jaume I. Me encontraba en mi habitación dando vueltas en una cama muy estrecha. Ya debía ser muy tarde porque recordaba haberme ido a dormir a medianoche e intuía que ya llevaba mucho tiempo entre aquellas sábanas. Miles de cosas me pasaban por la cabeza: el futuro, el presente, el pasado, la sensación de soledad... Todo se había mezclado en una especie de pelota que no paraba de votar de un lado para otro en mi cabeza En un último intento, decido cerrar los ojos; olvidarme de todo y dormir.

Y fue entonces, cuando una extraña sensación comienza a subir desde mi pies lentamente hacia mi cabeza. Era el cosquilleo típico que se produce cuando se te duerme un miembro de tu cuerpo. Intento mover las piernas, pero no puedo. Era como si aquel hormigueo se hubiera apoderado de mí. Más rápido de lo que yo esperaba, me recubre todo el cuerpo, como si miles de hormigas me estuvieran mordiendo. Entonces noto que mis brazos, que se encontraban en forma de cruz sobre mi pecho, pesan demasiado, como si fueran un yunque. Con todas mis fuerzas y desesperación consigo librar a mis brazos de aquella fuerza invisible aunque de repente, como si alguien quisiera impedir mi huída, vuelve a empujarlos sobre mi cuerpo proporcionando un fuerte golpe sobre mi pecho. En ese momento, me desperté. Tan sólo había sido una pesadilla.

Después de levantarme y beber un poco de agua para tranquilizar los nervios, decido volver a intentarlo. Me acuesto en mi cama y apago la luz. Al cabo de unos minutos vuelvo a sentir el mismo hormigueo. Intento moverme, pero me es imposible, ahora aquella sensación es mucho más rápida. Intento liberarme con todas mis fuerzas pero no consigo nada. Comencé a sentir ansiedad aún sabiendo perfectamente que era un sueño porque no podía liberarme. Entonces, una presión más intensa abraza mis tobillos y lentamente me estira hacia abajo, hacia los pies de la cama. Puedo sentir como mi mejilla roza la sábana con aquel movimiento. Histérica me muevo y grito hacia lo que me está arrastrando. Y vuelvo a despertar.

Estoy sudando, unas tímidas lágrimas salen de mis ojos debido al pánico que había sentido. ¿Cómo un sueño puede ser tan cruel? No me podía mover, no me podía defender. Totalmente débil contra "aquello". Tras pasar un par de horas con la luz encendida y sintiéndome un poco mejor, vuelvo a intentar dormirme. Apago la luz y me escondó bajo el edredón. Al cabo de unos pocos minutos, aquella sensación de hormigueo vuelve y se extiende rápidamente por mi cuerpo.

Intento despertarme, pero al igual que las veces anteriores no puedo. Me mantengo inmóvil en mi cama, en mi propia habitación. Intento mantener la calma, concentrarme en mi. Mi cuerpo, mis dedos, mis piernas, mis pies. Obvio las miles de hormigas que intentan atormentarme y comienzo a mover mis extremidades con dificultad, pero ya son libres de aquella fuerza misteriorsa. Cuando vuelvo a tener libres los brazos y consigo levantarlos, vuelven a ser estampados contra mi pecho formando una cruz como si fuera un faraón.

Ahora, no sentí que me estiraran de las piernas, si no del punto donde estaban en contacto mis dos brazos en cruz. Una parte de mi cuerpo se erguía sin oponer resistencia alguna. Vuelvo a intentar liberarme pero me es imposible. Entonces decido despertarme. Me concentro en mí misma cerrando los ojos y cuando intento abrirlos me cuesta, como si alguien estuviera controlando mis párpados. Completamente decidida, intento abrirlos. Cuando consigo subir un poco mis párpados, compruebo que mi rostro está mirando hacia un lado y en ese lado, una presencia se encontraba a mi lado. Una figura humana, oscura, que no consigo discernir.

En mi habitación hay alguien."

Alu ya había luchado contra aquella sensación de hormigueo y sabía perfectamente como librarse: confiar en sí misma. Rápidamente se libra de la presión y sonrie satisfecha, notaba que era más fuerte. Pero entonces algo extraño sucede. La sensación de hormigueo no vuelve, encambio siente que no puede respirar. No consigue respirar por la nariz y cuando intenta abrir la boca para aspirar tampoco puede. Es como si no tuviera pulmones. Nota por unos instantes como si se estuviera ahogando en una piscina. Intentando mantener la calma, Alu se concentra en sí misma de nuevo, ante todo en su pecho. A los pocos segundos, vuelve a despertar, de nuevo en su habitación de su ciudad natal. Había pasado aquella pesadilla tan real, lo que no entendía es porqué había vuelto.
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